
Cada vez que ofrecemos nuestros servicios a un cliente existen dos posibilidades muy obvias: que acepte nuestra oferta o que la rechace.
Partamos de la base de que nuestros servicios no son para todo el mundo y que es parte del proceso recibir un NO por respuesta.
Hay muchos tipos de objeciones, las más comunes son:
- Es muy caro, no lo puedo pagar
- Es muy barato, quizás sea de mala calidad
- Tengo que consultar con X persona
- No tengo tiempo
- No te conozco de nada
- Es muy complicado comprar
- Tengo dudas
- Tu competencia lo ofrece más barato
Sin embargo, si te aseguras de llegar ante el cliente correcto, con la oferta correcta, en el momento correcto, hará toda la diferencia.
Para empezar a mejorar tus resultados debes casarte con estos dos principios:
- Es imprescindible ponerte en los zapatos de tu cliente, así como cuando tenemos un bebé en casa que empieza a gatear y literal toca ponerse a la altura del bebé y repasarnos toda la casa buscando posibles riesgos, cada esquina, cada producto peligroso, cable suelto, de la misma manera tienes que tener un negocio a prueba de objeciones
- Tu propuesta debe estar libre de riesgos, es importante entender que quien tiene dudas, no compra y es nuestro deber anticiparnos, darles seguridad y confianza
¿Cómo logramos esto? Hay acciones sencillas que podemos poner en práctica:
- Brinda suficiente información
- Simplifica el proceso de compra
- Mantente accesible
- Agrega valor
- Ofrece una garantía
- Demuestra un interés genuino en ayudar
Una vez cubras las objeciones básicas y te anticipes incluyéndola en tu pitch de ventas o en tus textos, verás que mejorarás tus resultados significativamente y cuando esto suceda, me encantará escuchar tu testimonio.